miércoles, 9 de abril de 2008

Conocimiento cientifico

CARACTERiSTICAS DEL CONOCIMIENTO CIENTiFICO
El conocimiento científico es un saber crítico (fundamentado), metódico, verificable, sistemático, unificado, ordenado, universal, objetivo, comunicable (por medio del lenguaje científico), racional, provisorio y que explica y predice hechos por medio de leyes.
El conocimiento científico es crítico porque trata de distinguir lo verdadero de lo falso. Se distingue por justificar sus conocimientos, por dar pruebas de sus verdad, por eso es fundamentado, porque demuestra que es cierto.
Se fundamenta a través de los métodos de investigación y prueba, el investigador sigue procedimientos, desarrolla su tarea basándose en un plan previo. La investigación científica no es errática sino planeada.
Su verificación es posible mediante la aprobación del examen de la experiencia. Las técnicas de la verificación evolucionan en el transcurso del tiempo.
Es sistemático porque es una unidad ordenada, lo nuevos conocimientos se integran al sistema, relacionándose con los que ya existían. Es ordenado porque no es un agregado de informaciones aisladas, sino un sistema de ideas conectadas entre sí.
o
Es un saber unificado porque no busca un conocimiento de lo singular y concreto, sino el conocimiento de lo general y abstracto, o sea de lo que las cosas tienen de idéntico y de permanente.
o
Es universal porque es válido para todas las personas sin reconocer fronteras ni determinaciones de ningún tipo, no varía con las diferentes culturas.
o Es objetivo porque es válido para todos los individuos y no solamente para uno determinado. Es de valor general y no de valor singular o individual. Pretende conocer la realidad tal como es, la garantía de esta objetividad son sus técnicas y sus métodos de investigación y prueba.
o Es comunicable mediante el lenguaje científico, que es preciso e unívoco, comprensible para cualquier sujeto capacitado, quien podrá obtener los elementos necesarios para comprobar la validez de las teorías en sus aspectos lógicos y verificables.
o Es racional porque la ciencia conoce las cosas mediante el uso de la inteligencia, de la razón.
o El conocimiento científico es provisorio porque la tarea de la ciencia no se detiene, prosigue sus investigaciones con el fin de comprender mejor la realidad. La búsqueda de la verdad es una tarea abierta.
o La ciencia explica la realidad mediante leyes, éstas son las relaciones constantes y necesarias entre los hechos. Son proposiciones universales que establecen en que condiciones sucede determinado hecho, por medio de ellas se comprenden hechos particulares. También permiten adelantarse a los sucesos, predecirlos. Las explicaciones de los hechos son racionales, obtenidas por medio de la observación y la experimentación.
Una definición más concreta es: "La ciencia busca explicar la realidad mediante leyes, las cuales posibilitan además predicciones y aplicaciones prácticas (la tecnología). El conocimiento científico es un conocimiento objetivo que se estructura en sistemas verificables, obtenidos metódicamente y comunicados en un lenguaje construido con reglas precisas y explícitas donde se evita la ambigüedad y los sin sentidos de las expresiones."
Otra definición de ciencia es la siguiente: "La ciencia es el conjunto unificado de conocimientos e investigaciones, de carácter objetivo, acerca de las relaciones entre los hechos, que se descubren gradualmente y que se confirman por métodos de verificación definidos.


EL METODO CIENTIFICO
Método es la forma ordenada de proceder para llegar a un fin. "Método científico es el modo ordenado de proceder para el conocimiento de la verdad, en él ámbito de determinada disciplina científica."
El método tiene como fin determinar las reglas de la investigación y de la prueba de las verdades científicas. Engloba el estudio de los medios por los cuales se extiende el espíritu humano y ordena sus conocimientos.
Toda ciencia tiene su método especifico pero podemos encontrar ciertas características generales. El conocimiento científico parte de principios, sobre los cuales se basan dos actividades fundamentales de la ciencia:
1. los principios se toman de la experiencia, pero pueden ser hipótesis o postulados
2. a partir de los principios la ciencia usa la demostración, para obtener conclusiones que forman el saber científico
Viéndolo así, la ciencia es el conocimiento de unas conclusiones, obtenidas demostrativamente a partir de unos principios. Un saber científico es un orden de proposiciones, relacionadas entre sí por nexos demostrativos. Los elementos más importantes del método son: la investigación experimental, los procedimientos de la demostración y el establecimiento de los principios.
Pueden distinguirse:
a. el método de descubrimiento o de investigación, más intuitivo y desorganizado, donde se encuentran la experiencia, la razón, las hipótesis del trabajo y casi todos los elementos lógicos de la ciencia.
La investigación comprende varios pasos:
o selección y determinación de los problemas más importantes
o estudio de las posibles soluciones, comparando distintas posiciones históricas o de otros autores
o formulación de las conclusiones seguras, diferenciándolas de las hipotéticas
o crítica de las posiciones adversas
Se distingue el análisis, que va de las cuestiones generales a sus partes y la
síntesis que reconstituye el todo partiendo de los resultados del análisis.
a. el método científico comprende los pasos lógicos y no simplemente temporales, que integran el desarrollo racional del saber: este orden pertenece a la ciencia en estado perfecto, ya ordenada y fundamentada y lista para ser enseñada.
Cuenta de cuatro procedimientos: observación, experimentación, hipótesis y teoría.
Un famoso historiador de las ciencias y educador, James B. Conant, de la Universidad de Harvard, se burlaba de quienes creía que existe algo parecido a el método científico. Entre los métodos que utiliza el científico se encuentran métodos definitorios, métodos clasificatorios, métodos estadísticos, métodos hipotético deductivos, procedimientos de medición y muchos otros, por lo que hablar de el método científico es referirse a muchas tácticas utilizadas para construir el conocimiento. Esto puede estar bien, pero los métodos y la misma noción de ciencia se van modificando a lo largo de la historia de la ciencia. Sin embargo entre tantas tácticas se encuentran estrategias fundamentales. Por ejemplo si excluimos las ciencias formales y las sociales, y nos referimos únicamente a las ciencias naturales (biología, química, física) resulta obvio que el método hipotético deductivo y la estadística son esenciales para la investigación en estas áreas.
El método según Descartes
Descartes describía el método de esta manera:
"Entiendo por método, reglas ciertas y fáciles, gracias a las cuales quien las observe exactamente no tomará nunca lo falso por verdadero, y llegará, sin gastar inútilmente esfuerzo alguno de su espíritu, sino aumentando siempre, gradualmente, su ciencia, al verdadero conocimiento de todo aquello de que sea capaz".
El criterio que permite no confundir lo falso con lo verdadero para Descartes es la evidencia. Las cuatro reglas de su método son las siguientes, la primera se refiere a este criterio:
· No aceptar como verdadero lo que con toda evidencia no se reconociese como tal.
· Dividir cada una de las dificultades en tantas partes como sea necesario para resolverlas.
· Ordenar los conocimientos desde los más sencillos hasta los más complejos
· Hacer enumeraciones completas y generales que aseguren que no se omitió nada

lunes, 7 de abril de 2008

PRISIONEROS DE AQUELLAS “LEYES

PRISIONEROS DE AQUELLAS “LEYES”Entre el 24 de marzo de 1976 y el 9 de diciembre de 1983, las juntas militares sancionaron 1.783 leyes y 18.146 decretos. Según una investigación –lamentablemente trunca– de la Facultad de Derecho de laUBA, alrededor de quinientas de esas leyes y varios miles de decretos continúan vigentes. Una de ellas es la ley de Régimen Jurídico de la Función Pública, dictada en 1980, cuyo texto, de una xenofobia exasperante, exige a quienes quieran ingresar a la administración pública “ser argentino o naturalizado con más de cuatro años” y también les cierra las puertas del trabajo estatal a los sospechosos de pertenecer o haber pertenecido a “grupos que por su doctrina o acción acepten o lleven a la práctica el uso de la fuerza”.

Otra ley aún existente –a pesar de varios intentos legislativos de reemplazarla– es la 21.745, conocida como la Ley de Cultos, sancionada en 1978, que en su artículo 3 establece que se negará o anulará la inscripción de cualquier organización religiosa “cuando se hubiere comprobado que los principios y/o propósitos que dieron origen a la constitución de la asociación o la actividad que ejerce resultaren lesivas al orden público, la seguridad nacional, la moral y las buenas costumbres”. Esta norma, de evidente contenido discriminatorio y represivo, se complementa con otra del mismo año, la 21.950, que establece para los dignatarios católicos una asignación mensual equivalente al 80 por ciento del salario de un juez de primera instancia. También les garantiza una renta vitalicia o jubilación equivalente al 70 por ciento del sueldo del presidente de la Nación. Justificados por ésta y otras leyes de la dictadura, los aportes del Estado a la Iglesia Católica sumaron el año pasado algo menos de 17 millones de pesos, que fueron transferidos a la Conferencia Episcopal Argentina para que los distribuyera.

Un tercer ejemplo es la Ley de Radiodifusión que censura a todo programa que no cumpla con “los preceptos de la moral cristiana” y obliga a los medios a “difundir la información y prestar la colaboración requerida para satisfacer las necesidades de la seguridad nacional”; en caso contrario el gobierno “podrá establecer restricciones temporales al uso y a la prestación de todos los servicios previstos”.

Más allá de sus contenidos –que condicionan la vida de los habitantes de estas tierras, comprometen fondos del Estado y restringen las libertades democráticas– todas estas leyes son inconstitucionales por su origen. Sin embargo, casi 25 años después de terminada la dictadura que las sancionó, seguimos sometidos a ellas.
El conocimiento religioso
Para plantearnos la naturaleza del conocimiento religioso podemos comenzar con lo
que podemos llamar el conocimiento humano. Este conocimiento implica sobre todo el
conocimiento interpersonal, es decir, aquel que tenemos de otra persona como sujeto y
que a su vez nos conoce y establece una relación con nosotros. Sentirnos conocidos y
queridos por la persona que conocemos y queremos es una experiencia común de la vida
que se sale del conocimiento objetivizante de la ciencia. La ciencia necesariamente
convierte lo conocido en un objeto, aunque este sea el hombre. Sobre el conocimiento
interpersonal se basa el lenguaje humano, que trasciende el lenguaje de la ciencia.
El lenguaje humano nos abre el camino hacia el lenguaje religioso. En la experiencia
religiosa que tiene una semejanza con la humana, se establece de alguna manera una
relación personal. Las preguntas sobre el sentido de la existencia y sobre el bien y el
mal, nos llevan a la pregunta sobre su fundamento último y últimamente a la pregunta
sobre Dios. Pero, para estas preguntas no hay una respuesta desde la ciencia, como
tampoco la hay para nuestras relaciones interpersonales. A este ámbito pertenece la
esfera de lo religioso, pero, aunque nuestro conocimiento de Dios se parece al que
tenemos de una persona con la que nos relacionamos, el misterio de Dios se escapa a la
comprensión humana y el lenguaje con el que lo expresamos siempre es inadecuado.
Por otro lado, como la ciencia no tiene una última palabra, sino una palabra siempre
incompleta sobre la realidad, la ciencia no es la única fuente de conocimiento. En efecto
el hombre se hace muchas preguntas que caen fuera de la competencia de la ciencia y a
las que la ciencia misma no puede responder. Son preguntas como. ¿Por qué existe el
universo? ¿Por qué existimos nosotros? ¿Qué pasa después de la muerte? ¿Por qué
existen el bien y mal en el mundo? ¿ Por que es mejor portarse bien que mal? Estas
preguntas se refieren al sentido de la existencia y la fuente de las valoraciones éticas. A
estas preguntas que la ciencia no puede responder, ofrece respuestas el pensamiento
religioso. La religión ofrece un sentido último de la vida y la realidad y un fundamento
para las valoraciones éticas. De hecho, para una gran mayoría de los hombres, el
sentimiento religioso sigue siendo hoy la fuente de sentido e inspiración en sus vidas.
En las últimas encuestas a nivel global mas de un 80% de la población mundial se
declaran religiosos de una u otra religión.

De un modo muy general podemos referirnos al conocimiento religioso como aquel
que trata de concebir la persona y la realidad que le rodea relacionada con la divinidad,
es decir, con una realidad que está por encima de nosotros y nuestro mundo. Tanto el
concepto de divinidad como el de su relación con la realidad tiene en las distintas
tradiciones religiosas formas muy distintas. Esta va desde una divinidad difusa, a veces
no distinta de la naturaleza misma, de formas panteístas en las tradiciones orientales a
las de un Dios transcendente, personal, creador y providente de las tradiciones judía,
cristiana, e islámica. A todas ellas es común que la realidad material no es lo único y
que ella no se da sentido a sí misma. La aceptación de la divinidad se funda en la fe, que
puede apoyarse en indicios presentes en la realidad de la propia persona y del mundo
que le rodea. Es razonable, pero no es la consecuencia de un razonamiento o una
inferencia semejante a las de la ciencia12.


El análisis del conocimiento científico y religioso nos lleva a que ninguno puede suplir
al otro. La ciencia, como ya hemos visto, no es el único conocimiento de objetividad
absoluta fuera del cual no queda nada, como pretendía el positivismo. Existen otras
perspectivas de conocimiento humano que cubren campos de la vida no alcanzables por
la ciencia, como el sentimiento estético, los valores éticos, las relaciones humanas y las
experiencias religiosas. Tampoco desde la ciencia se puede crear una religiosidad,
como a veces se ha intentado, sin violar su propia naturaleza. La ciencia ha sido creada
para explicar el funcionamiento de los fenómenos de la naturaleza y no puede usarse
para dar sentido a la vida o para fundamentar las normas del comportamiento. La
religión no pretende explicar el orden del universo, sino acercarnos al misterio
transcendente e inmanente de Dios que da fundamento a la realidad y desde él trata de
ordenar nuestras relaciones con los demás hombres y con el mundo. Las ciencias no
pueden, por lo tanto, ni negar ni probar la existencia de la divinidad a la que llegamos
por el camino del conocimiento religioso. Negar la validez del conocimiento religioso,
por que no se adapta a las reglas del conocimiento científico, es no reconocer la riqueza
y variedad del conocimiento humano, que no se agota con la visión científica. Sin
embargo, estos dos tipos de conocimiento no son totalmente estancos. Al fin, la realidad
es una sola y sobre ella tratan estos dos tipos de conocimiento. Por lo tanto, aunque
entre si no converjan, entre ellos debe haber una interrelación y diálogo. Estos dos tipos
de conocimiento deben de estar abiertos el uno al otro y dejarse interrogar y enriquecer
mutuamente.

El conocimiento mítico

El conocimiento mítico
Dentro de este tipo de saber incluímos una vasta gama de inquitudes humanas, desde las supersticiones hasta las mitologías y las religiones monoteístas, las que, si bien son diferentes entre sí en muchos aspectos, comparten no obstante el hecho de constituír una forma de conocimiento distinta al saber cotidiano, y cuyas características enunciamos a continuación.
1) El saber mítico es explicativo.- Quizá los antiguos sabían como hacer para matar a ciertos bichos que comian la cosecha, pero no sabían como hacer que llueva para que la cosecha no se perdiera. El saber cotidiano revela aquí toda su impotencia frente a cuestiones que están más allá de sus posibilidades reales: no puede recurrir ni a la experiencia ajena porque sus padres no saben como hacer llover, ni a la experiencia propia porque una vida no le alcanza para descubrir como controlar la lluvia.
El hombre decide entonces inventar una causa para actuar sobre ella y producir el efecto deseado. Tal vez se pueda hacer llover si en las noches de luna llena duermo con un sapo muerto debajo de la cama (solución supersticiosa), o si invoco la clemencia o los favores del dios de la lluvia (solución religiosa). Como vemos, el hecho de inventar una causa de la lluvia es ya plantearse una explicación para la mísma: llovió porque dormí con el sapo o porque un dios tuvo clemencia de mi pueblo. No se trata ya, como vemos, de una explicación superficial sino de una explicación más profunda, fundada en vínculos de causa-efecto mágicos.
Dotado de esta nueva herramienta explicativa, y tal vez motivado también por su afán su curiosidad, el hombre se lanzó a partir de allí a explicaciones más vastas, como dar cuenta de los orígenes del universo, del hombre o de los animales, naciendo así los diversos mitos de la humanidad.
2) El saber mítico es práctico.- No obstante, lo que prevalece en el saber mítico es la finalidad práctica sobre la especulativa. Cada vez que se necesitaba resolver una situación concreta y el saber cotidiano nada podía hacer, se recurría a actitudes superticiosas o religiosas.
3) El saber mítico es dogmático.- Nada más dogmático que una creencia supersticiosa o religiosa. Se trata de 'ilusiones' en un sentido similar al freudiano (3), es decir, una creencia muy particular porque en su motivación u origen se esfuerza el trabajo del deseo, lo que implica que el sujeto mantiene su creencia a pesar de que la realidad objetiva le dice lo contrario.
En efecto, el sapo debajo de la cama no es la causa de la lluvia, y a pesar de que el campesino duerme con él, no siempre llueve (esta es la realidad objetiva). Su creencia inconmovible en el sapo hace entonces que no la abandone e invente entonces explicaciones ad hoc para justificar el fracaso, como por ejemplo pensar que el ritual no se realizó con la debida exactitud ni el debido orden en los pasos. Tal vez la complejidad de ciertas rituales sirva a este propósito de poder encontrar fácilmente explicaciones que permitan mantener la creencia cuando fracasan los intentos por controlar la naturaleza.
Acerca del por qué este saber es dogmático, podría pensarse que es la última oportunidad que el hombre siente que tiene a su disposición para dominar los acontecimientos del mundo, lo que lo fuerza a creer en él más allá de toda consideración de la realidad objetiva.
4) El saber mítico es mágico.- El carácter mágico de este saber reside en el tipo de explicaciones que plantea, es decir, explicaciones que, no solamente están no están fundadas en los hechos, sino que además invocan vínculos mágicos de causa-efecto, como lo hemos ya indicado.
El pensamiento mágico implica el convencimiento de que de cualquier cosa puede salir cualquier otra cosa: así como de una galera puede salir un conejo, de un sapo puede salir la lluvia o de una invocación religiosa un deseo realizado. No es lo mismo creer en la magia que creer en el azar, donde también de cualquier cosa pueda salir cualquier otra cosa: la diferencia está en que en el pensamiento mágico hay un fatal determinismo de que de cierta cosa saldrá obligatoriamente otra, mientras que el azar es todo lo contrario (indeterminismo): de algo no se sabe que saldrá.
En el plan general de la evolución de un tipo de conocimiento a otros, el saber mítico representa por un lado un retroceso, porque se pasa de un conocimiento fundado en la experiencia a un conocimiento mágico, pero por el otro lado representa un avance por ser el primer saber que se propone dar explicaciones, es decir, responder a un porqué, ahondar en el conocimiento de la realidad más allá de lo fenómenico y de la experiencia inmediata.